Hasta un reloj parado consigue estar acertado dos veces al día.


sábado, 25 de mayo de 2013

   Hoy, he soñado algo de lo que no me acuerdo, pero cuando me he levantado he tenido un "flash" y me he empezado a hacer muchas preguntas sobre todo. Pero lo que mas me ha perturbado han sido estas preguntas: Cuando nos enamoramos, ¿lo hacemos por beneficio propio?, ¿somos capaces de querer a alguien de verdad?, ¿por qué nos enamoramos? Desde que era pequeña, siempre he pensado que cuando te enamoras es porque quieres mucho a alguien, y siempre me han inculcado que quieres lo mejor para esa persona, pero, volviendo al tema del egoísmo; si siempre somos egoístas, ¿lo somos también cuando nos enamoramos? Es decir, ¿queremos a alguien sólo para sentirnos mejor? Pero lo mas importante, ¿qué es el amor?

jueves, 16 de mayo de 2013

Las teclas de mi vida. (Mónica)

   Estaba destrozada. La fuerte discursión con mi hermana me había hecho polvo, y, por si no fuera poco, había suspendido un examen de matemáticas. Carlota me hablaba con normalidad, y yo no podía evitar contestarle en un tono brusco. A ella y a todos. "Qué asco de vida", pensaba. "No sirvo para nada", pensaba. "No llegaré a algo en la vida", pensaba. "Todos están contra mí", pensaba. Me preguntaba el por qué de todo y en vez de llegar a una respuesta, me hacía más preguntas. "¿Por qué mi cabeza no para de hablar?" pensaba también. Mi subconsciente no me dejaba en paz: "haz las paces con tu hermana", "pídele perdón", "estudia para el examen de lengua", "haz el trabajo de biología", "prepara la mochila para mañana", "apunta en la agenda los deberes para mañana". Un cúmulo de voces se amontonaron en mi cerebro, así que decidí salir disparada del instituto hacia algún lugar mejor en el que pudiera reflexionar, y ante todo, calmarme.
   La calle estaba repleta de gente, y me preocupaba el qué pensaría la gente de mi al verme a las 09.30 de la mañana por ahí con la mochila puesta. No quería que pensaran que estaba haciendo novillos, pero en fin, qué importará eso. Quería encontrar un sitio donde pudiera estar a solas, pero no lograba encontrarlo, había gente por todos lados, en cada metro cuadrado de la acera. Probé a meterme por una callejuela de mal aspecto, ya que parecía que allí no habría nadie, y... ¡BINGO! Por fin encontré mi sitio. Me senté en el suelo descuidado lleno de cigarros y litronas, me puse las manos en la cara y comencé a pensar. Al cabo de un rato, me di cuenta de que sólo estaba empeorando mis pensamientos cuando me percaté de que una lágrima estaba saliendo de mi ojo. Y otra. Y otra más. Y así sucesivamente. Así que, no tardé en irme a mi casa.
   Iba mirando hacia el suelo cuando por fin, ya estaba en la puerta de mi hogar. Metí la mano en mi bolsillo trasero del pantalón y saqué mi llave. La metí cuidadosamente en la cerradura y abrí la puerta. Sabía que era mi casa por su olor característico, eso me relajaba un poco.
   Entré a la cocina. Abrí la nevera. Nada. Fui a la despensa. Nada. ¿Qué podía hacer para calmar a las tenebrosas voces de mi cabeza? Estaba desesperada, cuando, sin darme cuenta, ya estaba en mi habitación. Lo primero que apareció en mi campo de visión fue mi cama, ya que es bastante grande, luego el armario, el escritorio, la silla, y... ¡El piano! ¡No me acordaba del piano! Llevaba sin tocarlo meses. Me acerqué con cuidado, como si de un gato asustado se tratara. Con cautela. Me dispuse a tocar una tecla con mi dedo meñique. Lentamente acerqué mi dedo y un si bemol llegó a mis oídos, y después a mi corazón. Me senté en la silla con la intención de intentar recordar alguna canción de piano. Acerqué la silla y... Ahí fue el momento mágico, cuando todos mis dedos tocaron todas y cada una de las teclas de mi precioso piano; do, do sostenido, re, re sostenido, mi bemol, sol, si bemol, sol sostenido. Las tocaba una y otra vez. Tocaba todas las teclas al azar, y aun así, el sonido era precioso. Era magia. ¿Cómo se puede hacer tal maravilla con un trozo de madera? Ahí fue cuando recordé una canción de Yann Tiersen. Se llama "Le matin". Era preciosa. Me dispuse a tocarla. Cuando empecé a escuchar tal melodía, las lágrimas de tristeza se cambiaron por lágrimas de alegría y emoción. Cada uno de mis dedos cobraban vida propia, cada uno de mis órganos se transformaban en algo mejor, y, cuando acabé la canción, pensé: ¿Y cuáles eran mis problemas?



Mónica Serrano Salazar.

jueves, 9 de mayo de 2013

Disertación: suerte.

    La suerte. Eso que llamamos suerte. ¿Y, qué será la suerte? En su significado genérico, pienso que la palabra "suerte" se atribuye a las personas, por ejemplo, una persona es suertuda durante toda su vida, o una persona tiene un golpe de suerte, pero, ¿existe la suerte realmente? ¿qué es la verdadera suerte?

    Con este tema, me hago muchas preguntas (que las iréis viendo a lo largo de mi disertación). La suerte ha llegado a mi cabeza gracias a que el otro día, estaba viendo la televisión, concretamente el programa de "Ahora caigo". Seguramente que todos lo habréis visto y la mayoría sabéis cómo funciona. El caso es, que el jugador principal perdió, y uno de los participantes ganó los 5.000€. Entonces, ese fue el momento en el que dije: "qué suerte ha tenido", pero acto seguido, me di cuenta de que el simple hecho de que te hayan cogido para ir al programa es tener suerte. Luego está la suerte de jugar, la suerte de ser el jugador principal, la suerte de ganar 1.000€ o la suerte de ganar 100.000€, pero todo es suerte.

    Pues bien, partiendo de este ejemplo, me voy a ir a otros temas: como bien sabemos todos, España está en crisis, pero comparando con el ejemplo del programa de "Ahora caigo", el simple hecho de estar viviendo en España y no en un país del tercer mundo de África, ya es suerte. O, por ejemplo, comparamos a alguien que tiene un trabajo con un sueldo de 400€ al mes, todo el día trabajando, y a otra persona que tiene un trabajo que tiene un sueldo de 4.000€ al mes sin hacer "nada". ¿Es justo? Claro que no es justo, los dos casos podrían considerarse suerte, ya que trabajar y tener un sueldo en estos tiempos, ya podría considerarse suerte.

    En mi opinión, todo el mundo tiene suerte, ya sea en mayor o en menor grado, aunque la gente no lo quiera ver, porque cuanto más tenemos, más queremos tener. Está claro que tenemos una venda puesta y no nos damos cuenta de que todos y cada uno de nosotros somos afortunados toda nuestra vida por el simple hecho de estar aquí.

   Pero... partiendo de este tema de la suerte, se me genera otra pregunta en mi cabeza: ¿suerte o azar? En mi opinión la suerte si existe, al igual que el destino. Estás destinado a tener más suerte o menos suerte, pero existe. Cuando te toca la loteria, muchas personas afirmarían que es causa del azar, pero yo pienso que estás destinado a tener esa suerte.

   En conclusión, todos somos suertudos. Existe la suerte, pero también existen sus grados. Y tú, ¿cómo de afortunado eres?

jueves, 2 de mayo de 2013

Primer trabajo de Literatura y Filosofía. Ensayo.

 Tic, tac, tic, tac. Las agujas del reloj continúan. Las agujas del reloj no se paran.  Sin prisa pero sin pausa. No existe el pause, ni el stop. Y si el reloj se rompe, hay millones de relojes más latiendo. Relojes. El hierro se oxida. El café se enfria. Las pieles se arrugan. Las mentes se estropean (o se arreglan). El tiempo. ¿Por qué pasa el tiempo? ¿Por qué ahora, de repente, la vida es breve? Supongo que estas preguntas también se las hacían las personas que vivían en el Barroco. Cuando eres pequeño, la vida es inmensa, eres inmortal. Eres feliz, te dan todo, vives tu infancia, en el idealismo. No ves mas allá de la Game Boy o de salir a jugar con las Barbies. Esa es tu realidad en un periodo de tiempo; no estás definido, no sabes quien eres, pero tampoco tienes interés en saberlo ni te lo has preguntado nunca. Se podría decir que mi vida cuando tenía 5 años era feliz, o eso creía yo, pero en realidad era una mierda. No sé como explicarlo. Me levantaba cuando quería, mi madre me preparaba el desayuno, jugaba conmigo, me hacía la comida, me llevaba al cole, me daba besos y me leía cuentos para que tuviera dulces sueños. Y ahora es cuando vosotros decís: "pues que vida más guay". Pero ahora es cuando yo digo: "pues qué vida mas fría". ¿Sabéis que cuando yo tenía 5 años pensaba que los niños no podían morir? Creo que no sabía ni que existía la muerte; para mí, las personas que morían se iban de viaje sin vuelta, pero no morían, no podían morir, qué cosa tan fea. ¿En serio la gente piensa que la época más feliz de su vida era en la infancia? Si no teníamos pasiones, nuestra vida era aburridamente perfecta, o perfectamente aburrida. Sin embargo, he ido creciendo, y los años me han pasado factura, como a todos y cada uno de vosotros. Los hechos nos marcan. Poco a poco tenemos más afinidad a la hora de pensar, nos hacemos más preguntas, tenemos momentos de crisis, no le vemos sentido a nada, dejamos de creer en todo. ¿Que a dónde quiero llegar? No lo sé, pero todo esto que acabo de decir, hace que nazcan pasiones en nosotros. Hace que nos apasione la música, hace que leamos poesía y nos guste, hace que nos de un vuelco la vida. Para mí, este suceso es un misterio. ¿Por qué nos tienen que pasar cosas malas para que saquemos nuestra vena artística? Por ejemplo, en mi caso, sólo puedo escribir disertaciones filosóficas cuando estoy triste o enfadada. Entonces, ¿es malo estar triste? ¿es malo estar enfadado? ¿por qué me quejo cuando estoy triste, si eso es lo que ha hecho que toque el piano, o que escriba en este blog, o que lea poesía, o que me apasione por la música? Prefiero buscar respuestas mirando al cielo que tener una vida de plástico. Pero, a lo que iba: ¿por qué ahora la muerte está tan presente en nosotros, o al menos en mí? El tiempo pasa escalofriantemente rápido, 17 años de mi vida han pasado en un pestañeo de mis ojos. La muerte está lejos, pero a la vez tan cerca. Me gustaría pensar que no importa cuánto lejos esté la muerte, que lo que en realidad importa es lo que hagamos en vida, y que no hay que llenar la vida de años, sino los años de vida, pero es inevitable pensar en la muerte de una manera tenebrosa.

"Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón."
Steve Jobs

   En mi opinión, no se puede vencer a la muerte; polvo has sido y en polvo te convertirás, pero mientras estamos en vida, tenemos que intentar creer en algo, porque si no crees en nada, entonces no tendrás vida, no tendrás nada. Si malgastamos el tiempo, entonces el tiempo nos malgastará a nosotros, así que sal a la calle, y busca una pasión por la que vivir cuando estés triste, así como en el barroco.